¿Víbora o Culebra?

 Esta entrada va forzosamente ligada a esta otra...

 He aquí el dilema... Hay pocas cosas que resulten tan sencillas de diferenciar y que haya sin embargo, que explicar tantas veces. Tanto es así, que en cierto modo me resulta casi ridículo redactar esta entrada, pero la realidad me obliga a hacerlo. Año tras año centenares, seguramente miles de inofensivas culebras mueren bajo la bota, el cayado o la piedra, mientras que la ignorancia supina de sus verdugos afirma y perjura que se trata de víboras. Primeramente, dependiendo de la zona dónde nos encontremos, toparse con una víbora puede ser algo semejante a que te toque la quiniela. Ojalá fuesen tan abundantes como la gente cree.

Como veremos más adelante, hace falta ser muy torpe para confundir esta
 joven culebra bastarda (Malpolon monspessulanus) con una víbora.

 Parece que la mayoría de la población tiene bien asumida la cuestión del tamaño. Así, las serpientes observadas por la gente que superan el metro de longitud -jamás os dirán que medía menos de dos metros- son asumidas como culebras. Mientras que cualquier serpiente que ronde el medio metro o sea menor, sera invariablemente

una temible víbora emponzoñadora de humanos. Cierto es que las víboras son pequeñas   -a menudo no miden más de 50 cm- y que culebras como la bastarda, la de escalera, o incluso a veces la de collar, sobrepasan holgadamente el metro de longitud. Pero ello no implica el hecho de que no existan especies de culebras más pequeñas o que las grandes no tengan crías a la hora de reproducirse. Por lo tanto, una serpiente de pequeño tamaño, no tiene porque ser una víbora.

Muchas serpientes muestran un comportamiento agresivo a pesar
 de ser inofensivas. Culebra de escalera (Rhinechis scalaris).

 Seccionada por la azada, una pequeña culebra se retuerce lentamente en dos mitades... Ante la pregunta de ¿Por qué? el ejecutor responde; "No se iba, me plantaba cara. Era peligrosa". ¡Falso! Muchas culebras se muestran agresivas ante una amenaza. Se retuercen sobre sí mismas y silban con fuerza, al tiempo que lanzan vigorosos mordiscos. En la mayoría de los casos su mordedura resulta irrisoria. Que una serpiente acorralada muestre un comportamiento agresivo, no quiere decir que sea venenosa.

 Otra idea encriptada en el saber popular es la de la cabeza triangular y el dibujo dorsal en zig-zag. Esto es cierto, sólo hasta cierto punto. Efectivamente las víboras poseen una cabeza triangular vista desde arriba -esto es debido a que poseen las glándulas productoras de veneno situadas a los lados de la cabeza-. Igualmente cierto resulta que la mayoría de las culebras -por no decir todas- ensanchan los músculos posteriores de la cabeza ante un peligro potencial, adquiriendo su cabeza un aspecto triangular.

Cabeza típicamente triangular de una víbora áspid (Vipera aspis).

 En un intento por ahuyentar al enemigo la inofensiva culebra finge ser una víbora. Esta actitud recibe el nombre de "mimetismo batesiano", en honor a un tal Bates, que fue el señor que describió este comportamiento. Curiosamente esta estrategia, que durante miles de años les ha servido a las culebras para disuadir a sus enemigos, es la que frecuentemente les conduce a la muerte en nuestros días, al cruzarse en el camino de algún humano y ser confundidas con la odiada y temida víbora.
 A menudo las víboras lucen un llamativo dibujo en zig-zag sobre el dorso. Sin embargo, ese diseño no es exclusivo de los vipéridos y especies como la culebra viperina (Natrix maura), lucen a menudo destacadas marcas en zig-zag sobre su lomo. Las culebras lisas (Coronella sp.) también pueden exhibir patrones que se asemejan a las víboras, e incluso estas pueden carecer del famoso zig-zag que les caracteriza.

Esta culebra viperina (Natrix maura), no sólo es inofensiva, sino que ni siquiera muerde. En cambio,
 ante un peligro adopta la apariencia de una víbora; su cuerpo se hincha y aplana la cabeza de tal modo
 que adquiere una forma triangular. El diseño de su dorso en zig-zag, también se asemeja a las víboras.

¿Son por tanto la forma de la cabeza y el diseño en zig-zag, un método fiable de identificación?... Definitivamente ¡no!


 ¿En qué debemos fijarnos?

 Para empezar, las víboras tienen una apariencia mucho más robusta que la mayoría de las culebras. Su cola es corta, de modo que su grueso cuerpo acaba en punta bruscamente. Todo lo contrario ocurre con las culebras -que a menudo parecen látigos-, debido a su larga cola y su grácil cuerpo.

Víbora: Aspecto robusto y pesado. Víbora áspid (Vipera aspis).

Culebra: Aspecto ligero y grácil. Culebra de escalera (Rhinechis scalaris).

 Existen sin embargo, culebras que por su corpulencia podrían parecer una víbora. Es el caso de algunas hembras grávidas de las denominadas culebras lisas (Coronella sp.), especialmente las de la culebra lisa europea (Coronella austriaca). Estos ejemplares, que como las víboras alumbran a sus crías -son ovovivíparas-, poseen un aspecto voluminoso y una cola corta que les asemeja bastante a estas. Por si fuera poco, ante una amenaza esta especie imita a la perfección los movimientos de las víboras, con las que además suele convivir en los mismos lugares. Sin duda, esta culebra debería ser la "viperina" y no la otra.

Hembra de culebra lisa europea (Coronella austriaca) simulando ser una víbora.

 Llegados a este punto, debemos tener en cuenta ciertos detalles de la cabeza. Las víboras tienen las escamas de la cabeza muy fragmentadas, esto les da la apariencia de estar recubiertas por muchísimas escamas pequeñitas. Las culebras, en cambio, siempre presentan grandes escamas en forma de "placas" en la parte superior de la cabeza. Otro detalle consiste en observar las escamas supralabiales de la serpiente.

Cabeza de víbora hocicuda (Vipera latastei); Escamas superiores de la
 cabeza pequeñas. Dos hileras de escamitas entre las supralabiales y el ojo. 

 Estas escamas son las que parten de la misma boca de la serpiente y en el caso de las culebras, son tan grandes que llegan hasta los ojos del animal. Todo lo contrario ocurre con las víboras, en ellas las escamas supralabiales son mucho más pequeñas, por lo que entre estas y los ojos existen varias -generalmente dos- hileras de escamas diminutas.

 Todos estos detalles pueden ser apreciados desde una distancia prudencial -no digamos ya con prismáticos-, no penséis que es necesario mirarlos con lupa.

Cabeza de culebra lisa europea (Coronella austriaca); Escamas grandes.
Parte superior compuesta por "placas" y escamas supralabiales en
contacto con el ojo.

 A una distancia de aproximadamente un metro, una víbora no podrá atacarnos, ni hacernos daño y si prestamos suficiente atención, podremos identificarla como tal sin problemas. Nos os preocupeís, en nuestras latitudes, una serpiente no volará hacia vosotros, ni os escupirá veneno, ni nada de eso. 


 Pero hay una forma mucho más sencilla de diferenciar una víbora de una culebra             -muchos de vosotros ya os habréis dado cuenta-, es algo tan sencillo como diferenciar una naranja de una pera...


 ¡Los ojos y el hocico! 

 Efectivamente, los ojos de las culebras -mejor dicho, las pupilas- son redondos, como los de un peluche. En cambio la pupila de las víboras es vertical, como la de un gato. El hocico también difiere mucho, y es que, mientras que en las víboras es chato y está curvado hacía arriba formando a veces un pequeño cuerno, en las culebras es redondeado, o incluso puntiagudo. Resumiendo, podríamos decir que las culebras tienen cara de no haber roto un plato, en tanto que las víboras parece como si tuviesen algún asunto pendiente contigo. Como veis, no hace falta correr ningún riesgo para identificarlas como tal. Sólo es necesario mantener la calma y observar.

Culebra: Hocico largo y redondeado, ojos con pupila redonda. Culebra lisa europea (Coronella austriaca).

Víbora: Hocico chato, curvado hacia arriba y rematado con un pequeño cuerno, ojos de pupila vertical.
Víbora áspid (Vipera aspis).

 Entonces... el ofidio que acabas de descubrir durante tu paseo por la sierra es una víbora. Tiene el morro chato, la pupila vertical y un pequeño cuerno en el hocico. ¿Qué harás ahora? ¿La matarás después de haberte tomado el tiempo de identificarla? ¿Por qué?... ¿Por ser venenosa?.. No creo yo que vayas por ahí dándote la paliza de arrancar del campo todas las matas de amapola, nueza, dulcamara, estramonio, acónito, beleño, etc... por ser plantas venenosas ¿verdad?... Nuestras víboras son venenosas, cierto, pero no representan ningún grave peligro hoy en día para la salud humana. Desde estas líneas te pido que por favor, la próxima vez que te las veas con una serpiente, la dejes tranquila. Si le das oportunidad, ella sola se encargará de poner tierra de por medio y alejarse de ti. Ten en cuenta que la mayoría de las mordeduras de serpiente se producen al intentar matarlas o capturarlas, no vayas a amargarte el domingo por matar a un inocente animal.

 Algún día hablaremos de las serpientes y su veneno. Pero eso ya, es otra historia...

     Herpetosaludos!