domingo, 16 de abril de 2017

Observar anfibios; una actividad de alto riesgo


 Cada vez resulta más frecuente que las personas se interesen por la observación de fauna en libertad. Actividad que no está exenta de acarrear una serie de consecuencias que pueden ir desde la mera molestia a los animales, a la desaparición de estos en una zona concreta e incluso la muerte de los individuos.

 Existe a veces gran controversia -y hasta psicosis- entre los círculos conservacionistas con las célebres molestias a la fauna. Por supuesto, no se trata de un tema menor que no merezca ser tenido en cuenta. Pero tenemos que empezar por asumir que en el momento que venimos al mundo ya estamos molestando; Primero a nuestros padres, más adelante a los demás, incluida la fauna cada vez que ponemos un pie en el campo -afortunadamente también hacemos cosas mucho mejores en la vida-. Resulta bochornoso contemplar como algunos iluminados ponen el grito en el cielo cada vez que alguien sale al campo con la mejor de las intenciones, al tiempo que afirman con vehemente patetismo que ellos no molestan a la fauna y se erigen como inmaculados garantes de conservación.

Un grupo de personas tratando de observar anfibios en torno a una charca: Una actividad que puede
 resultar catastrófica si no se sigue un riguroso protocolo de desinfección de todo aquello que
pueda estar en contacto con los anfibios y el medio que habitan.


 Deliberaciones aparte, evidentemente no es lo mismo observar -o molestar- a un coleóptero que hacérselo a una manada de lobos. No es lo mismo salir a buscar -y molestar- lagartijas, que tratar de fotografiar el apareamiento de dos águilas imperiales. Evidentemente no es lo mismo. En el caso de los anfibios existe una consecuencia que va mucho más allá de las molestias que hipotéticamente se les puedan causar y es que, las enfermedades emergentes que están diezmando las poblaciones anfibias de todo el planeta, las podemos propagar nosotros mismos.

 Hay gran cantidad de información en internet sobre la quitridiomicosis y el ranavirus, por lo que no me extenderé sobre ellos. Simplemente resumiremos que se trata de agentes infecciosos, letales para los anfibios, que se extienden rápidamente acabando con poblaciones enteras y que son varias ya las especies que se han extinguido por esta causa. A continuación, haremos hincapié en como evitar propagarlos.

Herpetólogos en acción: De nada sirve invertir esfuerzos en conservación
si después no se desinfecta el material utilizado en los muestreos.
Foto: Ricardo Zaldívar.

 Cuando salimos a buscar anfibios necesitamos un equipo que puede estar compuesto de botas de goma, vadeadores, salabres... que utilizamos para poder acceder al hábitat de estos animales y manejarlos cuidadosamente. De ese modo, al entrar en contacto con el medio, nuestros utensilios y también nuestro calzado, pueden quedar impregnados del hongo o el virus y así es como al visitar otro lugar -el mismo día u otro diferente- podemos propagar la enfermedad. Para evitarlo debemos ser muy cuidadosos y desinfectar a conciencia todo el material utilizado, limpiar bien el barro adherido a nuestras suelas antes de desinfectarlas a ellas también y no traslocar ejemplares de un lugar a otro.

 No es raro que el herpetólogo, el fotógrafo o el aficionado a la observación utilicen un variado elenco de tuppers, peceritas y recipientes varios para la observación de anfibios. De hecho su uso resulta muy recomendable pues permite observar y fotografiar cómodamente al tiempo que reduce la manipulación de los ejemplares. Todo ello debería ser desinfectado también, junto con toda la batería de utensilios antes citados que puedan estar en contacto con el agua, el barro o los animales.

 Para desinfectar se pueden usar varias clases de productos. También se ha hablado muchas veces de que basta con dejar secar bien el material a sol, pero esto solo es efectivo contra los hongos quitrídios, los ranavirus resisten la desecación y pueden sobrevivir durante meses en nuestros equipos.

 Se puede desinfectar con lejía o alcohol de farmacia de 90º. Para ello necesitaremos un recipiente lo suficientemente grande como para poder sumergir completamente todo el material a desinfectar. Procediendo a dejar actuar al menos 5 minutos en caso de usar lejía, o hasta 30 con el alcohol.

Ricardo Zaldívar desinfectando un salabre tras su utilización en una charca.


 Sin embargo, está demostrada la gran efectividad del Virkon. Fácil de conseguir, es un desinfectante usado en veterinaria cuyo impacto en el medio natural es además muy bajo. Para usarlo es necesario prepararlo disuelto en agua al 1% -10 gramos de producto en 1 litro de agua-, o lo que viene a ser parecido... una cucharadita de Virkon en una botella de 1´5 litros de agua. Esta solución puede usarse para sumergir el material utilizado, o mejor aún para rociar sobre las superficies a tratar con un pulverizador.






 Según se recomienda en www.moroccoherps.com, un pequeño kit para la correcta desinfección de nuestro equipo debería estar formado por:

     -Cepillo para quitar el barro y la materia orgánica del material utilizado en el muestreo.
     -Guantes desechables, bolsas o cajas para almacenar el material desechado, etc.
     -Alcohol de más de 70º para desinfectar nuestras manos.
  -Suficiente cantidad de producto desinfectante. En caso de usar Virkon, para preparar la disolución correctamente llevar una cuchara de postre y una botella de 1´5 litros o bien recipientes que contengan 10 gramos de Virkon pesados previamente para disolver en 1 litro de agua.
     -Bote con pulverizador de mano.

 Una vez llevada a cabo la desinfección del material, este habría de dejarse secar bien. Cuanto más tiempo transcurra ante una nueva utilización, mejor.

Sapos parteros (Alytes obstetricans). Una especie muy sensible a la quitridiomicosis.


 Tal vez sea una cuestión de personalidad, de maneras de ser... pero personalmente considero problemática la observación de anfibios y la desinfección de equipos en el campo. Me parece que hay que ser muy metódico, muy escrupuloso para andar desinfectando minuciosamente todo el material en el campo entre charca y charca, entre un valle u otro. Esa es la razón por la cual personalmente dejé hace ya tiempo de salir a observar anfibios con asiduidad, para actualmente dejar de salir por completo para observarlos por amor al arte o para conseguir unas fotografías. Ya no me echo al campo una noche lluviosa de primavera a no ser que encuentre un verdadero motivo para ello y con esto no pretendo disuadir a nadie. Cada uno que haga lo que quiera, que desinfecte o no según le dicte su conciencia, lo mío sólo es una decisión personal que he tomado al respecto.

 En otras palabras, que si además de salir sólo, de noche y a ser posible lloviendo, tengo que andar limpiando los trastos y con el riesgo de trasmitir enfermedades entre poblaciones de anfibios... mejor me quedo en casa tranquilo.

     Herpetosaludos!


2 comentarios:

  1. Hola Javier.Nosotros llevamos tiempo utilizando VIRKON. Y la verdad que aparte de supuestamente efectivos, es el método más cómodo.
    Eso si. En ciertos rescates acaban las redes tan llenas de mierda, que directamente las desechamos. Y a comprar otra.
    La verdad que muchas veces nos creemos que la naturaleza está allí solo para que la disfrutemos nosotros. Y lo cierto es que está porque tiene que estar. Aunque jamás sea vista.
    Se me ha ido la pinza. jaja.
    Un saludazo!!!!!!!!!!

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  2. hola NECESITO SABER AQUE ESPECIE PERTENECE EL LAGARTO Y COCODRILO

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