Arriba: Balsa de Ibaya superior, encharcada con aguas temporales. Abajo: La misma pocos meses después, recrecida y con aguas permanentes. Fotos: Carlos Zaldívar. |
Balsa de Ibaya inferior. Actualmente acondicionada del mismo modo que la superior. Foto: Ricardo Zaldívar. |
Hembra de tritón palmeado (Lissotriton helveticus). |
Una vez revisadas ambas balsas, decidimos acercarnos a la cercana balsa de Anguta, dónde la abundancia de ejemplares y el número de especies es lógicamente mucho mayor. A pesar del fuertísimo viento que había, pudimos ver u oír; tritón jaspeado (Triturus marmoratus), sapillo moteado (Pelodytes punctatus), sapo común (Bufo bufo), sapo corredor (Bufo calamita), ranita de San Antonio (Hyla arborea) y rana común (Pelophylax perezi).
Tritón jaspeado(Triturus marmoratus) Foto: Ricardo Zaldívar |
Sapo corredor (Bufo calamita). Foto: Ricardo Zaldívar. |
Rana común (Pelophilax perezi). Foto: Ricardo Zaldívar. |
Ranita de San Antonio (Hyla arborea molleri) Foto: Ricardo Zaldívar |
También observamos dos ejemplares de lución (Anguis fragilis) y una culebra lisa meridional (Coronella girondica).
Herpetosaludos!
Buenas noticias para contrarrestar el declive de los anfibios, sencillo y funciona... que más pedir.
ResponderEliminarBuen trabajo, lo poco que se necesita para poder salvar una poblacion de anfibios y normalmente no lo hacen. Un saludo
ResponderEliminarCreo que no es bueno que todas las charcas sean permanentes. Precisamente muchas especies se conservan gracias a la temporalidad, porque evitan la competencia y depredación con especies de aguas permanentes. Otra cosa es que no se sequen apenas se hayan hecho la puestas, pero al final de verano, cuando los anfibios han terminado su ciclo sí.
ResponderEliminarMuy buena observación Jesús, Luis del Olmo
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