lunes, 8 de enero de 2018

VIAJE A MARRUECOS 2017 (1ª Parte); 5th Biology of Vipers


 El pasado mes de mayo de 2017 tuvo lugar el congreso de vipéridos "5th Biology of Vipers", evento que como su nombre indica va ya por su quinta edición. Esta vez, el país elegido para el encuentro fue Marruecos y el lugar Chefchaouen, una pequeña y acogedora ciudad del norte, en plena cordillera del Rif.



 Parte de la organización del congreso corrió a cargo de la gente del CIBIO y ya que colaboramos con ellos en el trabajo de campo, a los "herpetólogos" riojanos no nos apetecía nada desperdiciar la ocasión...

 Así fue como Óscar Zuazo, Ricardo Zaldívar y un servidor nos apuntamos a bichear por tierras marroquíes. También se nos unió nuestro querido amigo Ignacio Arróspide, el mejor embajador que la comarca aragonesa de las Cinco Villas pueda tener.


  Llegada a Chaouen y visita al Parque Nacional Talassemtane.

 El día 10 volamos a Tánger desde Madrid. Ya en el aeropuerto coincidimos con Sheriyan Boukari, un apasionado de los reptiles de origen pakistaní y con Konrad Mebert, reputado herpetólogo suizo. Una vez llegados cogimos un taxi entre los seis hasta Chaouen. 

 Ya en Chaouen nos reunimos con algunas caras conocidas, allí estaban nuestros amigos del CIBIO; Fernando Martínez Freiría e Inés Freitas, así como Antigoni Kaliontzopoulou -a quién conocíamos por algunos de sus trabajos con lagartijas- y Soumia Fahd, bióloga de la universidad de Tetouan que lleva toda su carrera dedicada al estudio de los anfibios y reptiles. Tras recibir nuestras acreditaciones, nos alojamos en el hotel Koutubia y allí encontramos a más herpetólogos que habían acudido desde diferentes países. Poco a poco nos fuimos aprendiendo las caras.

 Al día siguiente estaba programada una visita al Parque Nacional Talassemtane, uno de los pocos lugares donde hay alguna posibilidad de encontrar víbora hocicuda en Marruecos. Por si esto no fuese ya bastante complicado amaneció lloviendo a cántaros...
Primera parada en una zona de alcornocal aclarado.

 Tras repartirnos en los vehículos que la organización había dispuesto, nos dirigimos a nuestro periplo a través de la feroz lluvia rifeña. La primera parada la hicimos en un lugar donde se encuentra citada la gran víbora del Magreb (Daboia mauritanica), una víbora que puede medir más de metro y medio de longitud y cuya mordedura resulta muy peligrosa. En Marruecos, seguramente sea una de las víboras más difíciles de encontrar y desde luego, no podíamos decir que el tiempo nos acompañase.

 Al menos nos dio una tregua para dar un paseo entre el barro y las jaras mojadas. Nunca sabremos que hubiésemos encontrado aquí una soleada mañana de primavera, en cambio entre la lluvia intermitente pudimos observar sapo moruno (Sclerophrys mauritanica), salamandra norteafricana (Salamandra algira), eslizón rifeño (Chalcides colosii) y agama común (Agama impalearis).


Salamandra norteafricana (Salamandra algira).

Eslizón rifeño (Chalcides colosii).


Segunda parada en el hábitat de la víbora hocicuda (Vipera latastei).


 Seguimos ascendiendo a través de las montañas hasta otro punto donde se encuentra citada la víbora hocicuda (Vipera latastei). Si la víbora del Magreb es difícil de encontrar, la hocicuda es un verdadero mito y el tiempo empeoraba todavía más. Llovía a cántaros, aun así reunimos el arrojo y la insensatez suficientes para salir a levantar alguna piedra, así fue como encontramos lagartija colilarga (Psammodromus algirus), lagartija andaluza (Podarcis vaucheri) y culebra lisa meridional (Coronella girondica).








Otra parada bajo la lluvia.

Ejemplar rifeño de culebra lisa meridional (Coronella girondica).

El pinsapar, un ambiente húmedo de montaña.



 Si bien la excursión erraba en encontrar las que probablemente sean dos de las víboras más difíciles de todo el norte de África, servía para el contacto y observación del hábitat de éstas. Algo tan simple como eso ya era una verdadera delicia, pues la sola visión de los pinsapares entre la niebla resulta un privilegio capaz de transportarte a lugares de cuento, casi mágicos y en dicha ensoñación resulta muy fácil que uno olvide que está en el continente africano. Es el pinsapo (Abies pinsapo) el único abeto que puede encontrarse en África, un árbol endémico de los macizos montañosos que se encuentran a ambos lados del estrecho de Gibraltar y que constituye un relicto testigo de otras épocas pasadas, que fueron mucho más frías.

 En efecto uno se olvida que está en África... hasta que un grupo de monas de Berbería (Macaca sylvanus) se apresura huyendo de nuestra presencia perdiéndose entre la espesura del pinsapar a toda velocidad. Sólo unos pocos afortunados logran verlos fugazmente, entre ellos Ignacio.








Detalle de las ramas de un joven pinsapo (Abies pinsapo).

Panorámica desde el pequeño pueblo donde cominos.


 Continuamos nuestra andadura por escarpadas pistas, cruzando sinuosos puertos y profundos valles, hasta llegar a una pequeña villa en la que paramos a comer, en un casi invisible restaurante lleno de gatos -cosa habitual en Marruecos- propiedad de una familia de allí que Soumia conoce. No recuerdo que comimos, pero sé que estaba delicioso y caliente, cosa que todos agradecimos tras llevar todo el día chupando agua, barro y niebla.

 Regresamos a Chauen por otra ruta distinta, no menos escarpada. Antes de llegar hicimos otra parada en una ladera rocosa con palmitos, hábitat de la víbora del Magreb. Aunque ya no llovía, tan sólo pudimos observar algunos ejemplares de salamanquesa común (Tarentola mauritanica), agamas y un diminuto geco de Ouezzane (Saurodactylus fasciatus), lo cual bastante era para el día que habíamos tenido.


Óscar, buscando víbora del Magreb en una ladera sobre Chefchaouen.

Ejemplar de agama común (Agama impalearis).


  Biology of Vipers Conference.


 El 12 de mayo daba lugar el comienzo del congreso por la tarde, serían dos días y medio de charlas y presentaciones por parte de herpetólogos de todo el mundo. Amaneció lloviendo, de modo que no pudimos hacer otra cosa que merodear por Chaouen al tiempo que esquivábamos artistas que intentan ganarse la vida vendiendo hachís. Por la tarde tuvo lugar la presentación del evento, nada menos que en la delegación del gobierno de Chefchaouen.

El parlamento viborero.

 Allí tuvo lugar la presentación del congreso por parte de gente distinguida -el alcalde, el gobernador de la provincia, el director del parque nacional- y por los no menos distinguidos representantes de la organización del congreso y la asociación conservacionista Talassemtane (ATED) . No dejaba de ser una situación cuanto menos curiosa, el vernos allí todos sentados alrededor de aquel salón como si fuésemos cargos públicos... y allí estábamos nosotros, tan bien vestidos y peinados como acostumbramos a ir. Como si de una suerte de CUP rifeña se tratase.

 Aunque el congreso se iba a desarrollar en el hotel Parador, las primeras ponencias tuvieron lugar allí mismo. Fue Wolfgang Wüster el primero en tener la palabra, había llegado el momento de afinar el oído y escuchar hablar en inglés, cosa que para nosotros era más sencilla cuando este idioma no era la lengua nativa del ponente. Cayó la noche y tras cenar decidimos que con este tiempo lluvioso lo mejor que podíamos hacer era dar una vuelta en busca de anfibios por los alrededores del río que discurre junto a la ciudad. Así fue como entre un buen número de sapos morunos pudimos observar sapo partero marroquí (Alytes maurus). 


Sapo moruno (Sclerophrys mauritanica).

Sapo partero marroquí (Alytes maurus).

Óscar, Ricardo y yo, posando orgullosos con el póster que llevamos
al congreso. Foto: Ignacio Arróspide.


 El día siguiente tocaba entero de congreso, una presentación tras otra. Entre ellas alguna que incluía datos que nosotros mismos habíamos obtenido, trabajo de campo que estamos encantados de hacer en colaboración con Fernando y el CIBIO. Si bien había unas ponencias más amenas que otras, todas eran interesantes. Sin embargo y aunque había descansos y almuerzo en la terraza para todos, no nos encontrábamos en nuestro hábitat preferido.


 En nuestro caso además debíamos afinar nuestros cinco sentidos y escuchar con gran atención si queríamos enterarnos de algo en inglés. A mi personalmente me costaba mucho concentrar tal esfuerzo durante más de dos charlas seguidas. Por si esto fuera poco, el tiempo había cambiado, el día lucía espléndido y nosotros nos retorcíamos sobre las sillas del salón de actos del hotel pensando en que especies podían estar tomando el sol allí afuera. 


Fernando hablando sobre la situación de las víboras ibéricas en el alto Ebro.

 Finalizadas las ponencias del día, anduvimos al atardecer por las laderas pedregosas cercanas a la ciudad. Allí observamos una culebra de herradura (Hemorrohis hippocrepis) que alguien había matado a pedradas esa misma tarde y sufrimos -Ignacio y yo- el furibundo ataque de un enjambre de abejas rifeñas (Apis mellifera major) que no tuvieron reparo alguno en perseguirnos ladera abajo durante varios cientos de metros. Fue una experiencia única y aunque una vez pasada casi nos da la risa, tengo que reconocer que bajar a toda velocidad por una ladera llena de peñascos y chumberas, con un enjambre de abejas detrás enredándose en el pelo y metiéndose entre la camiseta, no es una situación divertida.

 De vuelta en Chaouen, una vez duchados, cenados y todavía doloridos por los picotazos dimos otra vuelta nocturna. Esta vez se nos unieron Shery y Darío Chamorro, un chico de la Universidad de Málaga. A diferencia de la noche anterior -que había sido mucho más húmeda- apenas encontramos anfibios activos, si vimos en cambio alguna salamanquesa y geco de Ouezzane.


Geco de Ouezzane (Saurodactylus fasciatus).

Sapillo pintojo marroquí (Discoglossus scovazzi).


 Amanecido el tercer y último día del congreso, nosotros no podemos más y sintiéndolo mucho desertamos y nos vamos a buscar bichos por los barrancos y escombreras cercanos a la ciudad. No es que no nos resulte interesante, es que simplemente nos hierve la sangre de no estar en el campo. Nos cuesta mucho más de lo que nos gustaría ver cosas como lagartijas andaluza y colilarga, eslizón rifeño, agama común o salamanquesa. 

 Al final en un barranco con juncos encontramos sapillo pintojo marroquí (Discoglossus scovazzi) y nos perdemos la foto de grupo del congreso. Nos está bien empleado por faltar a clase.



 Por la tarde tienen lugar las últimas charlas, la clausura del congreso y para terminar una opípara cena de despedida en un restaurante con música tradicional en directo. Decimos adiós a Darío y otras personas que no pueden quedarse para hacer la ruta planeada posterior al congreso. A ellos les decimos adiós, mientras que recibimos a otros que llegan ahora... ha llegado el momento de ir a buscar serpientes por Marruecos, el momento que estábamos esperando y por el que habíamos venido. Pero de ello hablaré en la siguiente entrada de este blog.


     Herpetosaludos!


 -Lee la segunda parte del viaje; VIAJE A MARRUECOS 2017 (2ª Parte); Postmeeting trip
 -Más sobre Marruecos; AQUÍ

2 comentarios:

  1. Javier, muy buena cronica de esos dias que pasamos en El Rif!. Me ha hecho recordar vivencias y momentos vividos de nuevo a la perfeccion. Enhorabuena por el Escrito!!. Ignacio Arrospide

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  2. Aúpa Javi muy interesante la crónica. Esperamos la segunda parte. Un saludo artista
    Cesar

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