La Quimera

 (Del latín chimaera, y éste a su vez, del griego χίμαιρα; animal fabuloso).

      1-f. Criatura mitológica con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de serpiente.
      2-f. Ilusión, fantasía que se cree posible, pero que no lo es.


 Ni eslizones ibéricos, ni culebrillas ciegas... Ni mucho menos víboras hocicudas o sapillos pintojos. Si hay una quimera entre la herpetofauna riojana, esta no es otra que la salamandra común.

Un arroyo discurre por un hayedo en algún lugar de la montaña riojana. Por increíble que parezca, las
salamandras no pueden encontrarse en lugares como este.
Foto: Ricardo Zaldívar.

 La salamandra común (Salamandra salamandra) es un anfibio que se distribuye por casi toda Europa, donde vive en bosques húmedos, preferentemente caducifolios. Más raramente, puede habitar también bosques mediterráneos, matorrales o zonas rocosas de montaña donde selecciona los enclaves más húmedos y umbríos. En la Península Ibérica, se distribuye principalmente por la franja norte y oeste, ocupando los Pirineos y la Cordillera Cantábrica, Galicia y la mayor parte de Portugal. También se la encuentra en casi todos los sistemas montañosos del interior peninsular. Es costumbre -o tradición- que la bibliografía la sitúe también en algunas zonas del Sistema Ibérico Septentrional, donde su presencia actual, resulta más que discutible.

 Parece ser que en el pasado reciente la salamandra habitó las sierras de La Demanda, Urbión, Cebollera y Cameros, situadas a caballo entre La Rioja y las provincias de Burgos y Soria. También debía de estar presente en la Sierra del Moncayo, entre Soria y Zaragoza, de ahí que guías, atlas e incluso la wikipedia nos muestren unos mapas de distribución que a más de un riojano nos provocan una risilla floja cada vez que vemos como las salamandras se extienden supuestamente por todo el largo y ancho de nuestras sierras.

Distribución aproximada -y bastante optimista- del género Salamandra
en la Península Ibérica.

 Pero no es fantasía, sino la crónica de una extinción. Si bien las salamandras adultas son nocturnas y sólo muestran actividad durante periodos muy húmedos o lluviosos, no es difícil comprobar su presencia en el medio gracias a sus larvas. Allí donde existan salamandras no habrá arroyo, fuente o abrevadero que no cuente con diminutas salamandritas con branquias, a veces decenas de ellas. No se sabe a ciencia cierta la causa, pero parece ser que las salamandras se extinguieron de las montañas riojanas como mucho 50 años atrás. Probablemente los cambios en los usos del suelo, la alteración del hábitat y la desaparición de los puntos de reproducción provocaron la paulatina desaparición de la salamandras, aunque todavía existen lugares con buenas condiciones para su supervivencia. También pudo haber tenido lugar la propagación de algún tipo de epidemia letal, como la que causa el hongo quitrídio Batrachochytrium salamandrivorans, recientemente descubierto. Lo único seguro es que no existen citas confirmadas de la especie desde hace décadas.

Dibujo de las dos subespecies de salamandra que habitaron o pudieron habitar en La Rioja.
Arriba: Salamandra salamandra bejarae.
Abajo: Salamandra salamandra fastuosa.

 Sólo en la Península Ibérica, se han descrito hasta 10 subespecies de salamandra común. Aunque en la actualidad las salamandras que viven al sur del río Guadalquivir tienden a considerarse como una buena especie en sí misma; la salamandra penibética (Salamandra longirostris). En el Sistema Ibérico y por ende en La Rioja, debería de estar presente la subespecie Salamandra salamandra bejarae, que también se encuentra en el Sistema Central, Montes de Toledo y de León. Robusta y de buen tamaño, esta raza se caracteriza por sus manchas amarillas dispersas, a menudo en forma de coma y por sus manchas rojizas de color vino, que suele presentar sobre todo en la cabeza.

 Otra subespecie que quizá habitó alguna vez tierras riojanas es la Salamandra salamandra fastuosa, que ocupa toda la franja norte peninsular desde el este de la Cordillera Cantábrica hasta los Pirineos centrales. Más esbeltas y de menor tamaño que otras razas, estas salamandras se caracterizan por su diseño rayado y alcanzan en la Sierra de Cantabria -entre Álava y Navarra- puntos muy cercanos a La Rioja, territorio donde debido a la orientación de las laderas y el tipo de vegetación reinante les resultaría muy difícil reproducirse y sobrevivir.

Ejemplar de tritón jaspeado (Triturus marmoratus).

 Sin embargo, aún hoy día mucha gente afirma haber observado salamandras en La Rioja, tratándose siempre de confusiones con ejemplares de tritón jaspeado (Triturus marmoratus). En efecto, este urodelo es muy abundante y su aspecto recuerda ligeramente al de las verdaderas salamandras. No obstante, se distingue fácilmente por su jaspeado verdoso sobre negro y una línea vertebral de color anaranjado.


 Este parecía ser el caso del ejemplar que apareció hace un año en un depósito de agua situado en la cara sur de la Sierra de Cantabria, a tan sólo 166 metros de la frontera con La Rioja. Lo había encontrado una persona que afirmaba haber observado "salamandras" allí ya en otras ocasiones anteriores. Pero no, no era un tritón jaspeado... ¡¡¡era una salamandra!!!

Ejemplar de salamandra (Salamandra salamandra fastuosa) encontrado hace un año en la
vertiente sur de la Sierra de Cantabria a menos de 200 metros de La Rioja.
Foto: Ricardo Zaldívar.

 Rápidamente saltaron las alarmas, pero tan pronto como nos calentamos, volvimos a enfriarnos. No tardamos en conocer que el depósito tiene la captación de agua unos metros más arriba, ya en la otra vertiente, en un hayedo. Teóricamente existe un filtro por el cual no pueden colarse hojas, ramitas, u otras impurezas, pero resulta muy complicado imaginar salamandras habitando en una ladera de solana cubierta por encinar con vistas al valle del Ebro.

 Sin embargo no muy lejos de allí, existen algunos puntos en los que el hayedo penetra de puntillas en territorio riojano, por lo que la posibilidad de que en La Rioja vivan salamandras -aunque remota- sigue siendo real.

 Soñar es gratis.

     Herpetosaludos!