miércoles, 7 de mayo de 2014

Los más buscados

 De entre toda la herpetofauna riojana hay un conjunto de especies cuya observación resulta casi paranormal. La mayoría de ellas alcanzan en La Rioja el límite de su distribución peninsular, de ahí que sus poblaciones sean escasas. Por si fuera poco, también tienen en común un comportamiento muy discreto y reservado por lo que su localización en el campo resulta todavía más complicada.


 Son especies termófilas y mediterráneas, cuya distribución en La Rioja bien supone el extremo de una cuña imaginaria que remontaría por el valle del Ebro o una prolongación de su distribución por el Sistema Ibérico hasta alcanzar las sierras surorientales de nuestra región.


 El sapo desapercibido:

 Ya sea pisoteado o respetado, raro será el encuentro entre el bípedo y el batracio en el que ambos seres sigan su camino sabiendo a que especie pertenecía el otro. Prácticamente -y lógicamente- cualquier persona que se cruce con un sapo de espuelas (Pelobates cultripes), no se dará cuenta de que lo que tiene ante sí es uno de los anfibios más raros de La Rioja, simplemente será "un sapo más", uno de los muchos que puede ver alguien en su vida.
Sapo de espuelas (Pelobates cultripes).

 Es una especie propia de suelos sueltos y arenosos, en los que se entierra fácilmente con ayuda de sus "espuelas" en forma de pala. En La Rioja se encuentra distribuido a lo largo de toda la llanura del Ebro, siendo más abundante en el extremo oriental, donde penetra tímidamente en la sierra. Paradójicamente en La Rioja sus mejores poblaciones se encuentran en zonas estepizadas de suelo arcilloso -encontrar un sustrato más compacto y duro es casi imposible-.


 Las nimias e ignoradas lagartijas:

 Del mismo modo que seguramente ocurre con el anterior sapo, la persona que tenga la suerte de observar una lagartija colirroja (Acanthodactylus erytrhurus) o una lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus), en el caso de reparar en ella pensará... "una lagartija más...". Sin embargo estas dos especies son los saurios más escasos y amenazados de nuestra región.

Lagartija colirroja (Acanthodactylus erythrurus).

 También prefieren suelos sueltos y arenosos -sobre todo la colirroja- pero en La Rioja ocupan zonas de matorral ralo, curiosamente localizadas también sobre terrenos arcillosos. Su distribución potencial comprende la mitad oriental del valle del Ebro y parte de las cuencas de los ríos Linares y Alhama.



Lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus).

Ambas especies son muy escasas y se encuentran amenazadas por la pérdida de hábitat que supone la construcción de infraestructuras y polígonos industriales, así como la concentración parcelaria y las repoblaciones de coníferas.





 El misterioso eslizón y la odiada víbora:

  Únicamente se tiene constancia segura de dos avistamientos de eslizón ibérico (Chalcides bedriagai) en La Rioja. Ambas citas se localizan en la cuenca alta del río Alhama en torno a los 800  metros de altitud.

Dibujo de un eslizón ibérico (Chalcides bedriagai).
 Seguramente muy escaso, estamos además ante una especie realmente discreta, que pasa gran parte del tiempo oculta entre la hojarasca del suelo o bajo piedras y troncos. A esta dificultad habría que añadir una circustancia... sería necesario que si alguien lo observara por casualidad, fuera capaz de saber ante que clase de animal se encuentra.


 Otro caso digno de estudio lo constituye la víbora hocicuda (Vipera latastei). Cualquier persona consultada esta cansada de ver -y de matar- víboras, pero la realidad es bien distinta... podemos poner la mano en el fuego y no quemarnos si afirmamos que se trata de culebras de pequeño tamaño.

Víbora hocicuda (Vipera latastei).
 Aunque lo cierto es que hocicudas haberlas haylas, lo difícil -y exasperante- es encontrarlas. Su distribución en La Rioja comprende dos zonas alejadas entre sí; Una en el extremo noroeste de la región, donde penetra la población burgalesa de la especie. La otra se encuentra restringida a la cabecera de los valles de los ríos Cidacos, Alhama y Linares, donde aunque se encontró en su día en laderas secas y soleadas con abundancia de matorral y sustrato pedregoso, el que suscribe sigue sin dar con ella tras más de cinco años de esforzada búsqueda.


 Los fantasmas que sí existen:

 Hay dos especies que son verdaderos expedientes X. Se trata del sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae) y la culebrilla ciega (Blanus cinereus).

Sapillo pintojo meridional (Discoglossus jeanneae).
-Ejemplar fotografiado en Málaga-

 El sapillo fue encontrado a finales del siglo XX en un puñado de localidades riojanas en las que no ha vuelto a ser observado a pesar de ser buscado hasta el hastío. Noches enteras hemos pasado en torno a charcas, arroyos y fuentes con la esperanza de dar con él, pero hasta la fecha no parece haber forma de lograrlo.


 De culebrilla ciega sólo existen dos citas seguras, pertenecientes ambas a ejemplares que aparecieron muertos en sendos nidales de cernícalo primilla (Falco naumanni), en una localidad del valle del Ebro.

Culebrilla ciega (Blanus cinereus).
-Ejemplar fotografiado en Jaén-
 Estudios consultados afirman que la pequeña rapaz no se aleja más de 1 kilómetro en torno al nido, de modo que deberían de haber sido capturadas en La Rioja. Se trata nuevamente de una especie de hábitos muy discretos -nada menos que subterráneos- y cuyo parecido con una lombriz de tierra la harían pasar desapercibida en el caso de que estuviera presente. Debido a sus costumbres cavadoras teóricamente requiere suelos sueltos, otra incógnita pues -¡Toma ya!- el primillar donde fueron hallados los ejemplares se encuentra en una zona arcillosa...


 Pero que nadie crea que son estos los únicos herpetomisterios riojanos, aún queda por hablar de una criatura fabulosa y mítica. Un ser abominable de quién se ha dicho que ni el fuego puede destruir. Aunque eso será en la siguiente entrada de este blog...

     Herpetosaludos!

10 comentarios:

  1. Iba a decir que si que era raro, un Pelobates fuscus en La Rioja es un bimbazo herpetologico.. je,je.
    Algunas tambien son raras por esta esquina, Pelobates, hocicuda y cenicienta sobre todo. Aunque algunas de las mediterraneas probablemente saldrian mas con un buen muestreo.

    Saludos,

    Cesar

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    1. Madre mía... Pelobates fuscus, en que estaría yo pensando. Bueno ya está corregido perdón por el lapsus.

      Sin duda aquí también se acusa una deficiencia en los muestreos, pero es que no hay mucha gente y a los que estamos nos falta el tiempo.

      Me gustaría matizar también que tal vez el sapo de espuelas, sea el más común de los "poco comunes".

      Un saludo!

      Javier.

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  2. Gran entrada amigo!! Te veo inspirado... Seguiremos vagando por las noches serranas...

    Un abrazo

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    1. Es lo que tienen las musas... que igual que se van... pues vienen.

      Un abrazo!

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  3. Excelente forma de exponer gran parte de los desvelos, motivaciones y frustraciones de los "levantapiedras" de estas tierras.

    Un abrazo!

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    1. Cuando flaquean las fuerzas para seguir buscando, llega el momento de recopilar nuestros fantasmas.

      Un abrazo!

      Javier.

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  4. Preciosa entrada, te felicito. Un saludo

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    1. Gracias Toni, me alegra que te guste. Fantásticas las imágenes que se pueden ver en tu blog, algunas preciosas.

      Un saludo!

      Javier.

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  5. Hola compañero, desde luego el sapo de espuelas es más abundante de lo que parece, hay que pillarlos. Los más escurridizos son los pintojos (como llevas el seguiento)....pero bueno estar parece que están...Muy buena entrada.

    Un abrazo

    abel

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    1. Compañero... tiempo ha.

      Personalmente creo que -incluso dentro de su escasez- todas estas especies son más comunes de lo que parece. Es una cuestión de muestreo y de lo oculto de sus costumbres.

      El seguimiento del pintojo en La Rioja es cero. Primero tendría que aparecer alguno...

      Un abrazo!

      Javier.

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